01/12/2005

DOCENTES AL FIN


Dice el diccionario que la experiencia es el “conocimiento que se adquiere gracias a la práctica y a la observación”. En mi caso, junto con muchos colegas, la hemos capitalizado desde el nacimiento del Registro Automotor en 1964

El tiempo, ese gran hacedor, madura los frutos y también los hombres y las instituciones de la sociedad. Los primeros años de funcionamiento de los RRSS,las relaciones entre funcionarios, empleados y mandatarios eran cordiales y fluidas. Todos estábamos ocupados en “construir” el sistema. Había “licencias” permitidas para algunos mandatarios caracterizados o de buenas relaciones públicas,y sólo se aprendía la gestoría en el mostrador de los RRSS, con el trato amable y comprensibles de los señores encargados “docentes al fin” y la información de otros colegas en las colas. A veces, algún mandatario conseguía una Disposición  que leíamos con curiosidad profesional y la transmitíamos. Fue Así; pero las circunstancias de hoy son diferentes, todos hemos cambiado y también la organización del Registro Automotor.

En 1975 en la Cuidad de Buenos Aires había ocho RRSS y nos conocíamos, no había problemas de relaciones humanas ni profesionales entre mandatarios y encargados.Hoy recorremos 98 registros y 160 en el Gran Bs. As. Y somos más de 4.600 socios entre AGA y APROA y es imposible conocerse; siempre hay cambios. Los problemas de interrelación se multiplicaron, hay más desentendimiento. Lo que era excepcional, hoy es común que ocurra. Somos más. El sistema Jurídico-Registral es el mismo pero más complejo, tanto para los Sres. Encargados como para el Mandatario Automotor. Claro, con las medidas de seguridad, los acuerdos de complementación y la búsqueda continua del perfeccionamiento de las normas, en la actualidad todo es dinámico y diferente. En esta labor a la fecha nos entrevistamos con personal de registro que suman cientos de personas sin contar que a veces ni9 llegamos a conocer al Encargado. Todos trabajamos con nuestras virtudes y defectos propios de la naturaleza. Un universo de personas. Es verdad, en la actualidad la relación es diferente: el funcionario y sus dependientes tienen las presiones propias de su responsabilidad y los mandatarios sienten la carga de su mandante, pero a veces nos ponemos intolerantes por razones justas o injustas y olvidamos que somos humanos y viviendo en sociedad deberíamos tener “empatía”, ese sentido tan preciado que hace que seamos educados y comprensivos en trato con las personas. Observemos, en cada Registro hay una cabeza que gobierna con inteligencia su propia pirámide y tiene todas las herramientas para actuar con equidad.

El mandatario sabe que debe dominar sus emociones y controlar su temperamento cualquiera sea su circunstancia. Cuando se crean discusiones desagradables para las partes por desconocimiento técnico, desentendimiento o subestimación personal, produciéndose agresiones verbales y aún mayores, a su tiempo, cabe preguntarse ¿en qué me equivoqué? ¿pude haberlo evitado? Si queremos crecer profesionalmente no solo hace falta el saber sino también la calidad humana: respeto y consideración demostrando esa educación que todos queremos para nuestro medio laboral. Entre tanta gente activa, contamos encargados  y mandatarios excelentes y también de los otros.

La observación está en que el mandatario es una visita con derechos y obligaciones en el ámbito que lo contiene y de su actitud depende ser recibido por un idóneo, de lo contrario habrá una “queja fundamentada” para resolver cualquier conflicto. Manteniendo la altura, con la humildad del fiel colaborador independiente y seguro, y la continua predisposición a crecer en el conocimiento sumando experiencia, encontraremos la actitud de los Sres. Encargados de aquellos tiempos iniciales, “docentes al fin”, para beneficio del sistema y de nuestro crecimiento personal.